¿Le has dicho “NO” / “Basta” / “Se acabó” y se ha enfadado? Pues, no gastes más saliva justificando tu decisión firme y segura. Cuanto más te justifiques menos convincente es tu decisión y más rendijas encuentra tu hijo para ponerte a prueba con un montón de súplicas que te llevan a ceder porque te sabe mal la situación.
A veces sucede al revés, tu hijo sigue haciendo morros y malas caras y tu intentas cambiar la situación incómoda diciendo “no es para tanto”... y entras en una espiral de justificaciones donde el sentido de tu decisión inicial se desvanece totalmente por falta de firmeza y seguridad.
Lo que tenía que ser una aceptación de las consecuencias de los hechos ocurridos se ha convertido en una: “Ay, pobrecito, no lo harás más, verdad?”. Y el episodio se acaba hasta que llega otro y acabáis de la misma manera.
Esta actitud te acerca más a la sobreprotección que a la educación. Tener que decir no es duro pero ayudas a poner límites que le darán seguridad.
Ver a tus hijos aceptando las consecuencias de lo que no se ha hecho o no ha ido como debía no es agradable ni para ti ni para ellos, pero si no tomas las decisiones con firmeza y las mantienes no tendrán el efecto pedagógico deseado.
¿Cómo lo puedes hacer?
Si te ha gustado y crees que puede ayudar a alguien, compártelo.
A veces sucede al revés, tu hijo sigue haciendo morros y malas caras y tu intentas cambiar la situación incómoda diciendo “no es para tanto”... y entras en una espiral de justificaciones donde el sentido de tu decisión inicial se desvanece totalmente por falta de firmeza y seguridad.
Lo que tenía que ser una aceptación de las consecuencias de los hechos ocurridos se ha convertido en una: “Ay, pobrecito, no lo harás más, verdad?”. Y el episodio se acaba hasta que llega otro y acabáis de la misma manera.
Esta actitud te acerca más a la sobreprotección que a la educación. Tener que decir no es duro pero ayudas a poner límites que le darán seguridad.
Ver a tus hijos aceptando las consecuencias de lo que no se ha hecho o no ha ido como debía no es agradable ni para ti ni para ellos, pero si no tomas las decisiones con firmeza y las mantienes no tendrán el efecto pedagógico deseado.
¿Cómo lo puedes hacer?
- Actúa con seguridad.
- Haz valer la norma que se ha roto si la había.
- No hagas reproches diciendo que ya habías avisado, no critiques; objetiva diciendo que la norma era clara para todos.
- No hagas grandes parlamentos. Lo ve como un “rollo”.
- Concreta lo hechos de manera objetiva (¿Qué ha pasado?) con palabras y frases cortas, claras y concisas.
- No deis vueltas sobre lo sucedido.
- No te justifiques.
- No eleves el tono de voz, no grites, Mantén un tono más bien bajo.
- Una vez ejecutada tu decisión “desaparece” (haz tus cosas).
- NO repitas tu conclusión, con una vez, basta.
- Ahora es su momento de reflexión y tu ya has hecho lo que debías. Ahora depende de él/ella el tiempo que tardará en aceptar los hechos y el rato que le dure el enojo.
- No te preocupes, cuanta menos atención le dediques más pronto se resolverá todo.
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