Un día, formar parte de una red social nos ayudó a localizar a alguien que había perdido su DNI y lo tomamos como una de las cosas positivas que tienen las redes sociales: la comunicación para facilitarnos la vida.
Facilitarnos la vida no significa estar todo el día enganchados a la tecnología que nos conecta con estas redes y que actualmente las hay de todo tipo. Algunas las hemos integrado como una herramienta sustitutoria de la llamada telefónica y otras nos distraen, nos captan la atención, nos mantienen absortos con la mirada fijada en la pantalla y anulando la capacidad de tomar la decisión de cerrar la pantalla.
Las redes sociales tienen un poder extraordinario de llamar la atención de su usuario e hipnotizarlo de tal modo que cuesta mucho no seguir conectado viendo lo que hacen los demás y la cantidad de ofertas que llegan sin necesidad y sin haberlas solicitado.
Tus hijos ya crecen en este entorno y también son partícipes. Pero lo más inmediato que ven eres tú. Tu hijo te observa todos los días, aunque no te lo parezca.
Por eso es necesario poner conciencia al uso que haces de las redes sociales:
• Cuanto tiempo le dedicas.
• Si te distrae de otras actividades más prioritarias.
• Muéstrale en qué momento pueden ser útiles (consultar, ...)
• Explícale que cada uno debe vivir su vida.
• Coméntale que muchas cosas no son tal y como nos las muestran.
• Exponle que mientras está pendiente de las actividades que cuelgan los demás, deja de hacer las que le gustan.
• Que hay que vigilar mucho con lo que se sube a las redes porqué nunca se sabe que uso se hará, tanto ahora como en el futuro.
• Mide el tiempo de conexión a estas redes, lo menos posible y las que le puedan aportar algo. Al final pregúntale si tiene sensación de haber aprendido algo útil que le servirá para la vida.
Reflexionad y valorad juntos los contenidos, es importante para aprender a decidir cuándo es necesario cerrar la sesión y pasar a la acción haciendo las actividades que le hacen disfrutar, sea juntos o individualmente.
Si te ha gustado, compártelo.
Facilitarnos la vida no significa estar todo el día enganchados a la tecnología que nos conecta con estas redes y que actualmente las hay de todo tipo. Algunas las hemos integrado como una herramienta sustitutoria de la llamada telefónica y otras nos distraen, nos captan la atención, nos mantienen absortos con la mirada fijada en la pantalla y anulando la capacidad de tomar la decisión de cerrar la pantalla.
Las redes sociales tienen un poder extraordinario de llamar la atención de su usuario e hipnotizarlo de tal modo que cuesta mucho no seguir conectado viendo lo que hacen los demás y la cantidad de ofertas que llegan sin necesidad y sin haberlas solicitado.
Tus hijos ya crecen en este entorno y también son partícipes. Pero lo más inmediato que ven eres tú. Tu hijo te observa todos los días, aunque no te lo parezca.
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• Cuanto tiempo le dedicas.
• Si te distrae de otras actividades más prioritarias.
• Muéstrale en qué momento pueden ser útiles (consultar, ...)
• Explícale que cada uno debe vivir su vida.
• Coméntale que muchas cosas no son tal y como nos las muestran.
• Exponle que mientras está pendiente de las actividades que cuelgan los demás, deja de hacer las que le gustan.
• Que hay que vigilar mucho con lo que se sube a las redes porqué nunca se sabe que uso se hará, tanto ahora como en el futuro.
• Mide el tiempo de conexión a estas redes, lo menos posible y las que le puedan aportar algo. Al final pregúntale si tiene sensación de haber aprendido algo útil que le servirá para la vida.
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