¿De qué no debes hablar cuando están presentes?
Cuando hablas con alguien de aquello que no va bien sobre tu hijo o se lo dices directamente, lo estás reforzando. En algunos casos es aquello de si te dicen que no, aunque te vienen más ganas. Pero, no hay un pensamiento directo que diga: "si esto no le gusta, ahora lo haré aún más", sino que es en el ámbito subconsciente que se va forjando el espíritu de contradicción, de llamar la atención, de persistir en una actitud concreta, ... y que te tiene siempre pendiente.
Cuando das más importancia de la que toca a una dificultad, el subconsciente de tu hijo sabe que esto capta tu atención y precisamente lo refuerza y lo potencia.
Así se va entrando en una espiral donde parece que el problema no tenga nunca una solución.
¿Como lo haces?
Al principio cuesta corregir esta costumbre tan arraigada, pero, cuando te des cuenta, cambia el rumbo de la conversación o de tu actuación para obtener los resultados que quieres.
Si te ha gustado y crees que puede ayudar a alguien, compártelo.
- De todo lo que crees que no hace lo suficiente "bien".
- de lo que te saca de quicio,
- de algún déficit o pequeña dificultad,
- de lo que a ti no te gusta de él / ella, ...
Cuando hablas con alguien de aquello que no va bien sobre tu hijo o se lo dices directamente, lo estás reforzando. En algunos casos es aquello de si te dicen que no, aunque te vienen más ganas. Pero, no hay un pensamiento directo que diga: "si esto no le gusta, ahora lo haré aún más", sino que es en el ámbito subconsciente que se va forjando el espíritu de contradicción, de llamar la atención, de persistir en una actitud concreta, ... y que te tiene siempre pendiente.
Cuando das más importancia de la que toca a una dificultad, el subconsciente de tu hijo sabe que esto capta tu atención y precisamente lo refuerza y lo potencia.
Así se va entrando en una espiral donde parece que el problema no tenga nunca una solución.
¿Como lo haces?
- Actúa como un observador imparcial.
- Responde con una actitud opuesta o diferente a la esperada (tu hija espera que te pongas a gritar y haces todo lo contrario, o la ignoras, o dices algo que no toca, o le haces un comentario divertido, ... )
- Acepta la dificultad como algo pasajero que forma parte de lo que toca y aceptando la situación, rebajas la importancia.
- Refuerza todo lo que está en la línea positiva, tanto en el momento que se produce como en las típicas conversaciones. Sé diferente y habla de todo lo que te gusta de tu hijo.
Al principio cuesta corregir esta costumbre tan arraigada, pero, cuando te des cuenta, cambia el rumbo de la conversación o de tu actuación para obtener los resultados que quieres.
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