No te conformes diciendo: “como lo que escribe se entiende bien...”
Coger el lápiz y escribir no tiene que ser un ejercicio de contorsiones con los dedos.
No coger el lápiz correctamente tiene “efectos secundarios” sobre el trazo y la escritura.
Observa como tu hijo coge el lápiz y comprueba si se dan algunas de estas consecuencias:
- No es un trazo ágil.
- No es un trazo fluido.
- No es un trazo preciso.
- No se mantiene constante sobre la línea.
- No puede ver lo que escribe.
- Proyecta la sombra de su mano sobre lo que está escribiendo.
- Pisa lo que escribe.
- No puede mantener una presión constante.
- No puede mantener el tono muscular.
En la mayoría de los casos se coge el lápiz de una manera forzada, colocando los dedos, la mano, el antebrazo y el brazo en una postura casi antinatural. De esta manera es fácil entender que cuando se lleva un rato escribiendo aparezca la tensión muscular en la mano, la muñeca y, sobretodo, en el antebrazo. Mantener la presión adecuada con una postura incómoda supone un sobreesfuerzo y provoca una disminución de la capacidad de atención y de concentración.
Coger el lápiz correctamente también forma parte de su carta de presentación. Por tanto coger el lápiz de una manera poco usual no ayuda a dar una buena imagen personal.
NO te puedes relajar. Tienes que velar e insistir en que coja el lápiz bien, haz que sea uno de vuestros retos compartidos.
No te conformes diciendo: “como lo que escribe se entiende bien...”
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