La curiosidad alimenta la atención, motiva para el aprendizaje y enciende las emociones.
Desde muy temprana edad, tu hijo activó su curiosidad que es el motor que le empuja a jugar, a experimentar, a imitar, a recibir estímulos, obtener recompensas y establecer vínculos entre lo que pasa a su alrededor y sus emociones.
Desde pequeño ha querido tocar, probar, oler y explorar todo lo que hay a su alrededor.
También eres consciente de que a medida que tu hijo crece esta curiosidad disminuye proporcionalmente; a mayor edad menor curiosidad. Parece que la biología y el entorno tienen un papel importante.
El día a día no ayuda a mantener esta curiosidad en activo. El exceso de tecnología, el estrés, el cansancio, la prisa ... no dejan tiempo para dedicarse a la curiosidad, a " fisgonear" (en el buen sentido de la palabra) para satisfacer las ansias de saber y de conocer.
A pesar de los obstáculos que te encuentras alrededor, es importante que tú desveles tu espíritu crítico para que tu hijo no desactive su curiosidad innata.
Tu hijo es curioso porque busca respuestas a sus: "¿Por qué ...?", "¿Qué ...?", "¿Cómo ...?" ... sobre algo que le ha desvelado la curiosidad, o simplemente le ha empujado a "curiosear".
Si es pequeño:
Si ya es mayor y hay que despertar la curiosidad:
La curiosidad es el principio de cualquier investigación, es la base de la creatividad y posibilita los avances en todos los ámbitos. Por eso quieres que la generación de tu hijo sea una generación que se hace preguntas, que no le da miedo el fracaso porque es una manera de aprender y que en su estilo de vida la curiosidad esté siempre activada.
Desde muy temprana edad, tu hijo activó su curiosidad que es el motor que le empuja a jugar, a experimentar, a imitar, a recibir estímulos, obtener recompensas y establecer vínculos entre lo que pasa a su alrededor y sus emociones.
Desde pequeño ha querido tocar, probar, oler y explorar todo lo que hay a su alrededor.
También eres consciente de que a medida que tu hijo crece esta curiosidad disminuye proporcionalmente; a mayor edad menor curiosidad. Parece que la biología y el entorno tienen un papel importante.
El día a día no ayuda a mantener esta curiosidad en activo. El exceso de tecnología, el estrés, el cansancio, la prisa ... no dejan tiempo para dedicarse a la curiosidad, a " fisgonear" (en el buen sentido de la palabra) para satisfacer las ansias de saber y de conocer.
A pesar de los obstáculos que te encuentras alrededor, es importante que tú desveles tu espíritu crítico para que tu hijo no desactive su curiosidad innata.
Tu hijo es curioso porque busca respuestas a sus: "¿Por qué ...?", "¿Qué ...?", "¿Cómo ...?" ... sobre algo que le ha desvelado la curiosidad, o simplemente le ha empujado a "curiosear".
Si es pequeño:
- Quédate cerca por si te pide ayuda.
- Observa y no digas nada si no es necesario, estás de acuerdo en que debe explorar su entorno.
- No te alarmes en caso de desorden, servirá para aprender a ordenar.
Si ya es mayor y hay que despertar la curiosidad:
- Hazte y haceros más preguntas en voz alta: ¿Qué es el cambio climático? ¿En qué me puede afectar? ¿Es fiable lo que leo? ¿Por qué hay refugiados? ¿De dónde vienen? ...
- Recuperad el interés por algunas materias (filosofía, ciencia, tecnología, historia, ...).
- Desapegaros de la tecnología (redes sociales, chats, ...), es útil pero no imprescindible y os hace perder mucho tiempo.
- Haced cosas juntos (leer, consultar, buscar información, hacer alguna gestión, ...) ayuda a mantener el interés y seguir buscando más.
- Divertiros haciendo "búsquedas" con los extensos recursos de que disponemos.
La curiosidad es el principio de cualquier investigación, es la base de la creatividad y posibilita los avances en todos los ámbitos. Por eso quieres que la generación de tu hijo sea una generación que se hace preguntas, que no le da miedo el fracaso porque es una manera de aprender y que en su estilo de vida la curiosidad esté siempre activada.