Los deberes de verano, aunque a menudo suponen un quebradero de cabeza para acomodarlos en alguna hora del día, son importantes y necesarios para mantener una actividad intelectual pautada y no olvidar los aprendizajes básicos (lectura, cálculo, escritura, ortografía) que le facilitarán la vuelta a la escuela.
Es necesario establecer una nueva rutina y hacer que el ratito de “deberes de verano” sea un hábito de trabajo consensuado.
¿Cómo se pone?
Es necesario establecer una nueva rutina y hacer que el ratito de “deberes de verano” sea un hábito de trabajo consensuado.
¿Cómo se pone?
- Planifica un rato corto.
- Enfoca los deberes desde un punto de vista amable.
- Enfadarse supone dos trabajos: enfadarse y desenfadarse.
- Intercalad actividades de atención - percepción entre ejercicios.
- Utiliza recursos “simpáticos”, con sentido del humor y que le provoquen alguna sonrisa.
Planifica las tareas:
No hace falta cantidad, se puede hacer un pequeño ejercicio de cada área teniendo en cuenta el nivel:
Cálculo:
- 1 suma
- 1 resta
- 1 multiplicación
- 1 problema, numeración...
Lenguaje:
- 1 ejercicio de ortografía (b-v, g-gu, apóstrofo, g-j...)
- 1 mini lectura con comprensión (oral o escrito)
Escritura:
- Escribir 3-4 líneas de un diario personal de verano.
- Escribir una frase con buena letra (legible).
- Hacer grafías para mejorar el trazo.
Lo importante es la actitud ante la actividad, es mejor una resta bien hecha que cuatro operaciones refunfuñando (distracción...).
A nadie le gusta hacer deberes de verano, ni padres ni hijos. Por eso es bueno que todos juntos, pero sobre todo nosotros los padres, adoptemos una actitud serena y nos convenzamos de que al fin y al cabo puede ser un buen rato para reforzar las relaciones con nuestros hijos.
¡Buenos deberes y feliz verano!