¿Cuántas veces una caja ha tenido más éxito que el mismo juguete? Seguro que más de una y de dos.
Quieres muchísimo a tus hijos, siempre deseas lo mejor para ellos y a veces piensas que lo que es más grande, espectacular, distinto, sorprendente... es lo que les hará más ilusión.
Tus hijos no necesitan grandes cosas. Están creciendo y su imaginación y creatividad están a flor de piel, y el contacto con los otros niños refuerza todavía más la fantasía y la inventiva.
Tus hijos no necesitan grandes cosas. Están creciendo y su imaginación y creatividad están a flor de piel, y el contacto con los otros niños refuerza todavía más la fantasía y la inventiva.
Quizás alguna vez has puesto por delante el valor cuantitativo por encima del valor emocional y el resultado no te ha satisfecho. Pero, justo en el momento en que te has percatado de ello, has recuperado y reencontrado el valor de las cosas sencillas, simples y que potencian los sentidos y las emociones que conmueven y llegan directas al corazón. Son aquellos momentos especiales que sin hacer “nada especial” gozáis de manera fluida, sincera, honesta y natural.
La naturalidad y la espontaneidad son valores que deben presidir vuestra convivenciaSi te ha gustado y crees que puede ayudar a alguien, compártelo.