Los celos i la envidia entre hermanos se convierte en el tema estrella (preocupación principal) cuando llega una hermanita. Incluso, antes de nacer ya te estás cuestionando cómo se lo tomará el hermano mayor, si la recibirá con un abrazo o le va a dar la espalda.
A menudo hablas de tus hijos con los parientes más cercanos y amigos y la mayoría de las veces lo haces delante de ellos, reforzando aquello que no te gusta de cada uno.
Antes de nada, decide no hablar más de tus hijos si no es en positivo.
¿Cómo lo hago?
Confía en tu intuición para saber cuando tienes que intervenir y cuando es mejor hacerte el sueco, es decir, que no ves ni oyes nada y dejar que ellos resuelvan sus discrepancias.
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A menudo hablas de tus hijos con los parientes más cercanos y amigos y la mayoría de las veces lo haces delante de ellos, reforzando aquello que no te gusta de cada uno.
Antes de nada, decide no hablar más de tus hijos si no es en positivo.
¿Cómo lo hago?
- Reconoce y refuerza los aspectos positivos de cada uno de tus hijos.
- Evita las comparaciones, son odiosas en todas las edades. Antes de decir nada piensa si lo que vas a decir es una comparación o no.
- Cada uno de tus hijos es diferente y por tanto tiene unas habilidades y una personalidad distinta del otro.
- Ten en cuenta la edad de cada uno. Al mayor ayúdalo a reconocer las ventajas ser mayor y al pequeño las ventajas de ser el pequeño.
- Busca la equidad en el trato con cada uno. No trates a los dos por igual, sino que se trata de respetar las necesidades de cada uno.
- Es bueno que perciban que los corriges.
- No caigas en la trampa de decir “porque eres el mayor” o “porque eres el pequeño”, no es ninguna razón argumentada y fomenta los celos y la envidia; crea discordia.
- Acordad qué es de cada cual y qué cosas no se pueden compartir. Dejar-lo claro de antemano ahorra muchos malentendidos. No hay que compartirlo todo, todos tenemos nuestras cosas y son nuestras.
Confía en tu intuición para saber cuando tienes que intervenir y cuando es mejor hacerte el sueco, es decir, que no ves ni oyes nada y dejar que ellos resuelvan sus discrepancias.
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