Estos días toca cambiar una rutina que ya empezaba a flaquear por otra adaptada al tiempo libre que son las vacaciones.
Las rutinas dan tranquilidad y calidad de vida a tu hijo. Le ayudan a sentirse seguro. Por ello, durante el verano también hay que establecer nuevas rutinas, diferentes a las de durante el curso (cambios horarios, diferentes actividades ...).
A menudo la rutina tiene mala fama porque es la encargada de poner orden y encarrilar una actividad tras otra. La rutina es un plan preestablecido que organiza y da visión de las secuencias de las diferentes actividades diarias o semanales.
Cambiar de rutina le ayuda a volver a dirigir la atención hacia otro objeto o actividad como paso previo para la concentración.
La novedad del cambio de actividad provoca la chispa para la motivación y el entusiasmo.
La rutina no debe ser un motivo para obsesionarte, ni una carrera contrarreloj.
Las rutinas dan confianza y seguridad a tu hijo para que le permitan saber qué hacer después, situarse en el espacio temporal y aprender que todas las actividades requieren su tiempo, unas más que otras.
Partiendo de esta base es importante que tu hijo utilice las rutinas para aprender a focalizar la atención en lo que tiene que hacer en un momento dado y ponga los "cinco sentidos", es decir, se concentre.
Dicen que tenemos el músculo de la concentración y que éste se puede entrenar practicando el hábito de focalizar y mantener la atención. Una buena manera de practicar es estableciendo rutinas.
Si te ha gustado y crees que puede interesar a alguien, compártelo con tus amistades.
Las rutinas dan tranquilidad y calidad de vida a tu hijo. Le ayudan a sentirse seguro. Por ello, durante el verano también hay que establecer nuevas rutinas, diferentes a las de durante el curso (cambios horarios, diferentes actividades ...).
A menudo la rutina tiene mala fama porque es la encargada de poner orden y encarrilar una actividad tras otra. La rutina es un plan preestablecido que organiza y da visión de las secuencias de las diferentes actividades diarias o semanales.
Cambiar de rutina le ayuda a volver a dirigir la atención hacia otro objeto o actividad como paso previo para la concentración.
La novedad del cambio de actividad provoca la chispa para la motivación y el entusiasmo.
La rutina no debe ser un motivo para obsesionarte, ni una carrera contrarreloj.
Las rutinas dan confianza y seguridad a tu hijo para que le permitan saber qué hacer después, situarse en el espacio temporal y aprender que todas las actividades requieren su tiempo, unas más que otras.
Partiendo de esta base es importante que tu hijo utilice las rutinas para aprender a focalizar la atención en lo que tiene que hacer en un momento dado y ponga los "cinco sentidos", es decir, se concentre.
Dicen que tenemos el músculo de la concentración y que éste se puede entrenar practicando el hábito de focalizar y mantener la atención. Una buena manera de practicar es estableciendo rutinas.
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