La hora de hacer los deberes en casa a menudo suele ser un momento muy temido y terreno abonado para cometer algunos errores que nos conducen a un malestar familiar cada noche.
Error 1
Insistes en que es hora de ponerse a hacer los deberes y le das prisa y ahínco. Con esta actitud ya estás desvelando el espíritu de contradicción.
Error 2
Le pides o exiges la agenda para saber qué deberes tienen que hacer. Pones en duda su capacidad de valorar prioridades y de organización.
Error 3
Le organizas el trabajo de la agenda. Limitas su capacidad de decidir por dónde, cuándo y cómo empieza.
Error 4
Le pides que saque todos los libros de la mochila y los abra por la página que toca. Estas frenando su iniciativa.
Error 5
Te quedas a "su lado" para ver si se pone a hacer el trabajo. Fomentas la desconfianza entre tú y tu hijo.
Error 6
Caes en la tentación de leer el primer ejercicio y preguntar: "¿Qué lo entiendes?". Estás dudando de su conocimiento y su capacidad para resolver problemas. Le estás cuestionando su autonomía para enfrentarse a la resolución de problemas.
¿Qué consecuencias se derivan de este planteamiento?
No te dejes llevar por el pensamiento que no pasas suficientes horas con tu hijo y el hecho de estar con él haciendo los deberes tranquiliza tu conciencia.
Error 1
Insistes en que es hora de ponerse a hacer los deberes y le das prisa y ahínco. Con esta actitud ya estás desvelando el espíritu de contradicción.
Error 2
Le pides o exiges la agenda para saber qué deberes tienen que hacer. Pones en duda su capacidad de valorar prioridades y de organización.
Error 3
Le organizas el trabajo de la agenda. Limitas su capacidad de decidir por dónde, cuándo y cómo empieza.
Error 4
Le pides que saque todos los libros de la mochila y los abra por la página que toca. Estas frenando su iniciativa.
Error 5
Te quedas a "su lado" para ver si se pone a hacer el trabajo. Fomentas la desconfianza entre tú y tu hijo.
Error 6
Caes en la tentación de leer el primer ejercicio y preguntar: "¿Qué lo entiendes?". Estás dudando de su conocimiento y su capacidad para resolver problemas. Le estás cuestionando su autonomía para enfrentarse a la resolución de problemas.
¿Qué consecuencias se derivan de este planteamiento?
- Tu hijo te ve con tan "buena disposición" que aprovecha la ocasión y te dice que "no" lo entiende.
- Tú te esfuerzas en contarle lo que dice que no sabe hacer. Y así hasta que los deberes se terminan y el mal humor y la tensión se hacen dueños de la noche familiar.
- Tu hijo se va acostumbrando a tener siempre alguien a su disposición para ahorrarse el esfuerzo de abrir el libro y buscarlo.
No te dejes llevar por el pensamiento que no pasas suficientes horas con tu hijo y el hecho de estar con él haciendo los deberes tranquiliza tu conciencia.