Seguro que muchas veces te has visto reflejado/da en algunos gestos y expresiones que usa tu hijo.
A esto le llamamos imitación y es uno de los principales aspectos o categorías del aprendizaje. Su base es el aprendizaje por observación. Tú lo hiciste y todavía lo hacer y tu hijo también, y lo haréis siempre.
Durante la infancia i la adolescencia la habilidad de imitar, consciente o inconscientemente, está muy presente y es clave para que se vaya creando y formando la personalidad de tu hijo.
La imitación le facilita aprender cosas nuevas (lenguaje, entonación, comportamiento, hábitos, movimientos...) en todos los ámbitos e interiorizar los estereotipos sociales (roles, diferencias de género, normas sociales, actitudes, conductas...).
¿Por qué imitamos?
Porque forma parte de nuestra constitución genética.
No hace muchos años, se descubrió que tenemos una gran cantidad de neuronas-espejo en todo el cerebro y que son las responsables de reproducir, con una fidelidad extraordinaria, las emociones y los sentimientos que hemos observado en otras personas.
La imitación nos permite ponernos en la piel del otro y por tanto las neuronas-espejo nos facilitan la empatía con las personas que tenemos cerca cuando éstas experimentan distintas reacciones físicas y emocionales.
Ah! Recuerda que tu hijo lo imitada todo.
Si te ha gustado, compártelo.
A esto le llamamos imitación y es uno de los principales aspectos o categorías del aprendizaje. Su base es el aprendizaje por observación. Tú lo hiciste y todavía lo hacer y tu hijo también, y lo haréis siempre.
Durante la infancia i la adolescencia la habilidad de imitar, consciente o inconscientemente, está muy presente y es clave para que se vaya creando y formando la personalidad de tu hijo.
La imitación le facilita aprender cosas nuevas (lenguaje, entonación, comportamiento, hábitos, movimientos...) en todos los ámbitos e interiorizar los estereotipos sociales (roles, diferencias de género, normas sociales, actitudes, conductas...).
¿Por qué imitamos?
Porque forma parte de nuestra constitución genética.
No hace muchos años, se descubrió que tenemos una gran cantidad de neuronas-espejo en todo el cerebro y que son las responsables de reproducir, con una fidelidad extraordinaria, las emociones y los sentimientos que hemos observado en otras personas.
La imitación nos permite ponernos en la piel del otro y por tanto las neuronas-espejo nos facilitan la empatía con las personas que tenemos cerca cuando éstas experimentan distintas reacciones físicas y emocionales.
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