¿Tienes la sensación continua de que nada se acaba y que la calma y la tranquilidad para estar con tu hijo están lejos, están muy lejos?
¿Sientes que vives en un entorno rodeado de inmediatez?
¿Sientes que todo debe ser contestado al instante?
¿Sientes que si no te llega la respuesta enseguida, te invade la impaciencia? ¿Sientes que todo lo que se te presenta por delante a través de la tecnología que tienes a tu alcance tiene prioridad y pide ser atendido a una velocidad de vértigo?
Y esto, sin entrar en el tema de las tareas domésticas que conlleva formar parte de una familia y que también piden ser atendidas.
Tu hijo también es víctima de esta situación, la ve y la vive contigo como un modelo y un ejemplo a seguir y, la ve i la vive en su entorno con sus amigos y compañeros.
Estas “herramientas” de tercera y cuarta generación (aparatos que nos facilitan la vida en muchos aspectos) son devoradores de tiempo, están invadiendo tu vida y la de tu familia.
¿Cuántas veces has permitido que la tecnología se interponga entre tú y los tuyos?
Estos aparatos tienen el “don” de interrumpir en el momento que no toca. El móvil y otros aparatos no pueden suplir el contacto físico ni la fluidez de una conversación entre vosotros.
Es muy cómodo dejarse llevar por la inercia y pensar que ya encontrarás un momento.
Empieza hoy mismo y pasa más ratos con tu hijo. Pero antes eres tú quién sí desea encontrar este tiempo.
¿Dónde puedes encontrar más tiempo para estar con tu hijo?
- Haced, al menos, una comida juntos al día.
- Aparcad los móviles el rato que paséis juntos.
- Alarga la sobremesa, siempre surgen temas de los que hablar.
- Dejad los móviles lejos a la hora de las comidas.
- Id a comprar juntos y hazlo participar en decisiones de compra.
- Haced alguna actividad diferente (salir a andar un día frio, jugad alguna partida de..., decidid juntos qué aportareis al banco de los alimentos, ...).
- Contemplad y comentad una puesta de sol antes de entrar en casa (sólo es un minuto).
- Haced alguna tarea doméstica en que os necesitéis (preparar la cena juntos, ordenar una armario, decidir que libros os quedáis y cuales donáis, ...)
¿Cómo lo haces?
- Cuando el corazón te diga de hacerlo. Escúchalo.
- Con tacto, tranquilidad y “como quien no quiere la cosa”.
- De buen humor.
La suma de todos estos ratos de calidad te acerca a tu hijo y fortaleces los vínculos, la relación y la confianza. En momentos decisivos os será más fácil encontrar puntos de conexión, os conoceréis mejor.
Si lo dejas para otro momento no te sentirás bien.
Cualquier momento es un buen momento, empieza ahora.
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