¿Sabemos demostrar cuál es el valor real del dinero? 
¿Enseñamos a nuestros hijos a saber administrar el dinero?
¿Son conscientes del coste de las cosas que usan? 
 

Es importante que sepan que detrás del hecho de comprar aquello que necesitamos hay muchas horas de esfuerzos. Que los padres trabajamos y a cambio de nuestro trabajo recibimos un dinero que es el que sirve para comprar cosas, comida, vestidos, vacaciones, ayudar, ....


El dinero no sale del cajero automático siempre que lo necesitamos, sino que ha sido necesario hacer un trabajo para que el cajero nos pueda dar dinero.


En cada casa hay un sistema más o menos establecido para dar dinero a nuestros hijos o que dispongan de cierta cantidad (a la semana, al mes, regalos en efectivo,…). Ésta, para empezar, ya es una manera para que aprendan a saber de cuanto disponen.


Para aprender a administrar el dinero es mejor que nuestros hijos no dispongan de ciertas cantidades, es mejor que vayan un poco justos (incluso con 16-17 años) hasta que trabajen y, en este caso, hablar con ellos y dejar claros que gastos cubren ellos y cuáles no.


Los padres debemos tener claro que cuando nuestros hijos tienen una “necesidad” que implica un coste monetario, nosotros debemos ayudar a valorar junto con nuestros hijos, si realmente es una “necesidad”. Ha llegado la hora de aprender a cuestionarse si se utilizará o no, si es tan imprescindible como parece, si sólo es un capricho, si es porque se ha puesto de moda en nuestro círculo de amistades, ...
En este momento es cuando aprenderán también a decidir si realmente lo necesitan o no, si lo quieren comprar o no. Establecerán una relación calidad/precio/necesidad real.

También podemos poner en práctica nuestros recursos para qué nuestros hijos aprendan lo que cuesta ganar dinero y valorar la dedicación que representa.

A veces esta “necesidad” se nos presenta como algo que no se puede esperar, envuelta de una angustia estresante cuando no accedemos a satisfacer directamente esta “necesidad” o que no se dispone de la cantidad necesaria.


Todo se puede hablar i por tanto se puede llegar a acuerdos. En todas las casas siempre hay trabajos por hacer que se pueden remunerar. Es importante dejar claro a la hora de cerrar el trato que el trabajo tiene que estar bien hecho. Recordando que el trabajo mal hecho no tiene futuro, nos hace perder mucho tiempo y no es bien recompensado. Por el contrario, el trabajo bien hecho no tiene fronteras, es bien valorado y tiene reconocimiento.